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Oración de un anciano el sol de la vejez

Señor, enséñame a envejecer como cristiano.

Convénceme de que no son injustos conmigo los que me quitan responsabilidades; los que ya no piden mi opinión; los que llaman a otro para que ocupe mi puesto.

Quítame el orgullo de mi experiencia pasada y el sentimiento de que soy indispensable.

Pero ayúdame, Señor, para que siga siendo útil a los demás, contribuyendo con mi alegría al entusiasmo de los que ahora tienen responsabilidades.

Y que acepte mi salida de los campos de actividad, como acepto con sencilla naturalidad la puesta del Sol.

Finalmente te doy gracias, pues en esta hora tranquila caigo en la cuenta de lo mucho que me has amado.

Concédeme que mire con gratitud hacia el destino feliz que me tienes preparado.

¡Señor, ayúdame a envejecer así!