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Oración del religioso(a)

Señor Jesús, Hijo de Dios que con el Padre y el Espíritu Santo, eres proclamado ‘el único santo’, te doy gracias porque me has llamado a la santidad en la vida religiosa. Junto con mis hermanas y hermanos, religiosas y religiosos, me esfuerzo por seguir, de modo más radical, tu palabra: “Busquen primero el Reino de Dios y hacer su voluntad y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6, 33).

En este momento, quiero recordar ante ti, Señor, la tarea que, en tu nombre, me señala la Iglesia: “Manifestar ante todos los hombres que los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo, testimoniar la vida nueva lograda por la Redención de Cristo y ser una señal de la futura Resurrección y la gloria del Reino celestial” (L.G. 44).

Te pido, Señor de la santidad, que con el alimento de tu Palabra y de tu Cuerpo y Sangre, y en unión con los pastores y los demás religiosos y religiosas y los laicos, participe con generosidad en la misión de la Iglesia, de anunciar tu Buena Nueva.

Dame la gracia de ser fiel al Espíritu que animó los comienzos de mi comunidad religiosa, en especial a su fundador(a) para descubrir tu rostro en los más pobres y desamparados y a ayudarles en la superación de sus problemas y su marginación.

Amén.